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David Bustamante y Paula Echevarría, ¿por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

La paciencia se le ha agotado a David Bustamante, que hace unos días estallaba ante la prensa por la cobertura que le está dedicando a su ruptura matrimonial. Jesús Mariñas cuenta en ‘La Razón’ que «el distanciamiento de la pareja ya cumplió un mes. Y aunque algunos aseguran que no hay marcha atrás otros confían en que David Bustamante baje la cabeza aceptando las condiciones que la guapa Paula Echevarría impone para reconciliarse. Parece misión imposible porque obligaría al cantante a dejar la agitada, costosa y nada recomendable vida disipada que practica desde antes de que se conocieran, hace ya doce años».

 

David Bustamante y Paula Echevarría, ¿por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

 

Como ven, la prensa rosa sigue insinuando «aficiones» y vida disipada. ¿A qué se refieren? Muchos apuntan y pocos disparan: «Por entonces empezaron las aficiones casi obsesivas que nos trajeron la situación actual. Como si deshojase el «sí quiero, no quiero» y dejándose ver más de lo aconsejable, Paula sólo se comunica por WhatsApp mientras él se agazapó. Dan pie a especulaciones, rumores que hacen suponer o más bien situar como día tope para definir posturas la próxima Primera Comunión de su hija Daniella«, que será en mayo o junio.

¿La gota que colmó el vaso para Paula? Según Mariñas «el detonante del sorpresivo «ahí te quedas» surgió a finales de marzo tras una noche de tronío y despendole con una ruidosa panda que él no quiere dejar. Es una lealtad entendible si no estuviera marcada por lo reprobable, en ocasiones desquiciante. Tiene extrañas pero costosas aficiones muy arraigadas y estimulantes y le cuesta renunciar a ellas, incluso jugándose el matrimonio. «O ellos o nosotros», fue el ultimátum de Paula Echevarría ante la planificación de jornada religiosa y familiar, generalmente jubilosa, que podría transformarse en calvario».

David Bustamante y Paula Echevarría, ¿por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

Pero Mariñas da la clave de su relación: «Están mas unidos por sexo que por amor. Se gustan muchísimo con su masculinidad y aparente fragilidad», descubre su entorno desconfiando que se produzca un «the-end» de película hollywoodiense. Nos espera un verano de freno y marcha atrás, cargado de incertidumbre, con inquietante y desazonador qué será-será, con vacaciones juntos por la niña o separados pese a ella, como esta Semana Santa, con la misma inseguridad que ella demostró descomponiéndose, alterada y llorosa, cuando reapareció cuarenta y ocho horas después del trance separador para presentar su barata colonia «Sensuelle». Sobraba semejante urgencia (…) Si vuelven será más de lo mismo, eso que ahora le amargó el éxito tan mal digerido por su marido. Ella lo conoce y ha sufrido como nadie desde que la relación empezó con altibajos provocados por su alza artística mientras decaía el caché de David«.

La separación se barrunta traumática mientras el cántabro dice que la prensa lo está ‘matando poco a poco’ y una cadena de supermercados repesca un anuncio en el que el cantante dice que en casa les encantan los tomates para hacer gazpacho. No debe estar esa casa ni para tomates ni para gazpacho, pero David teme aparecer como el malo de la película mientras insinúan vicios y vida poco edificante mientras su todavía mujer se mantiene en pie.