Están siendo, sin duda, las peores vacaciones veraniegas para la reina Letizia. La aparente normalidad y el excesivo ‘buen rollismo’ entre los miembros de la casa real, ha resultado dar la impresión contraria. Intentan dar la imagen de ‘familia feliz’, ante las grandes ausencias de este año en Palma. El hecho es que la monarquía pasa por un momento crítico, debido a la entrada en prisión de Urdangarín y a los últimos acontecimientos con las cintas del rey Juan Carlos.
En lo que a la reina Letizia respecta, han vuelto a salir a la luz sus pasado mejor escondido. Esos secretos que su primo, David Rocasolano, se encargó de publicar en forma de libro…
El aborto de Letizia y su encargo más cruel

Lo cierto es que Letizia tiene un pasado oscuro que quedó impreso en unas hojas de papel de una conocida clínica especialista en abortos. Esto lo confesó su primo, David Rocasolano en el libro ‘Adiós, Princesa’, un polémico libro en el que aseguraba que la Princesa de Asturias interrumpió su embarazo en el año 2002.
Todo comenzó, según el primo de la reina, con una llamada de Letizia: «David, tienes que venir a casa. Necesito hablar contigo de un asunto importante. Y no puede ser por teléfono», comentó, por entonces, una periodista cuya relación con Felipe VI era desconocida para casi toda España.
Aquel asunto se trataba de destruir unos papeles donde había quedado inmortalizado un aborto voluntario en octubre del año 2002: «Si esto lo sabe la madre de Felipe, la boda es inviable« aseguró Letizia en aquella reunión en la que sólo estaban presentes ella, el rey Felipe VI y David Rocasolano.
Su primo, David Rocasolano, desenmascaró a Letizia

David Rocasolano, el primo de la reina, fue el encargado de llevar y gestionar las capitulaciones familiares de Letizia: «En caso de separación, mi prima no iba a tener problemas. Le quedaba una asignación. Algo más que una asignación. Una residencia de verano y otra de invierno. O sea, también algo más que una residencia. Con su servicio y todas sus cosas. La vida solucionada, en resumen».
Uno de los puntos más conflictivos y más delicados del trámite fue la custodia de los hijos en caso de divorcio. Letizia tuvo que aceptar que, en caso de separación, la custodia fuera otorgada a Felipe. Si el matrimonio se rompiera, las infantitas Leonor y Sofía seguirían residiendo en Zarzuela, y su formación sería asunto exclusivo de la Corona. Un paso muy doloroso que algunos señalan como el principal motivo por el que Letizia permanecerá al lado de su marido el tiempo que sea necesario.
Su primer marido cambió la realidad de Letizia

Alonso Guerrero se hizo conocido, de manera oficial, hace cinco meses, con la publicación de su libro, en el que habla de su ex mujer, Letizia Ortiz. Y es que hace muchos años que ya salió a la luz la realidad de que la Reina Letizia era una mujer divorciada. Alonso Guerrero es su ex marido, ese del que tanto se ha hablado pero del que pocos sabían algo.
Es de los pocos hombres de este país que puede afirmar que ha tenido a una Reina como mujer. Y, sus palabras podrían tener un precio muy alto. Tiene la posibilidad de con tal solo unas declaraciones, poner patas arriba todo lo que creíamos saber de Letizia, y hacer que empiecen a templar los cimientos de la Casa Real hasta niveles muy altos. Y habló. Lo hizo, cambiando la realidad que pensábamos que conocíamos sobre la actual reina de España.
El secreto que les unió

El matrimonio que tenían tanto Letizia y Alonso Guerrero terminó un tiempo antes de comenzar con el entonces príncipe Felipe. Sin embargo, desde el momento en el que comenzó la relación real, todo cambió para ambos. Y es que, de nuevo, había algo que, irremediablemente les tendría que unir: el silencio. En ningún momento se ha comentado o especulado lo más mínimo sobre la relación que tuvieron.
Los miembros de la Casa Real siempre estuvieron alerta por lo que Alonso Guerrero pudiese decir y repercutir a la corona. Bien, finalmente habló y lo hizo a través de un libro que publicó en marzo de este año. En él habla de su matrimonio con Letizia, pero de una forma bastante sutil. Ella lo leyó, y según Alonso, su opinión fue bastante favorable. El escritor también habló a través de diferentes entrevistas que han ido saliendo a la luz desde su publicación, y así es como se ha descubrió el secreto mejor guardado de la reina Letizia.
Las intenciones de Letizia

Cuando en el año 2003 se anunció el compromiso de Letizia con Felipe VI, la entonces Reina de España, doña Sofía, se convirtió en un gran apoyo para su futura nuera. Algunos testigos incluso llegaron a afirmar que la Reina Sofía «adoptó» a Letizia. Se ocupó de mostrarle y enseñarle el camino correcto. Fue tal la complicidad entre ambas, que Letizia quiso agradecer el apoyo a su suegra con unas bonitas declaraciones. Declaraciones que pasaron a la historia cuando mandó callar a Felipe VI para continuar con su discurso.
«A partir de hoy y de forma progresiva, voy a integrarme en esta nueva vida con las responsabilidades que conlleva y con el apoyo y cariño de los Reyes, y el ejemplo impagable de la Reina». Letizia quería seguir sus pasos. Pero todo eso quedó cambió y esta empezó a marcar su territorio y hacer uso de su fuerte carácter cuando así lo considerase necesario. Poco o nada tienen que ver sus reinados y su concepto de ser reina.
La Reina Letizia ya no puede más. Está sobrepasada por los escándalos y enfrentamientos que se viven en Zarzuela. La familia, cada uno por su lado. El núcleo duro, don Felipe, doña Letizia y las infantas Leonor y Sofía. En el otro lado de la orilla, don Juan Carlos, doña Sofía, Cristina y Elena. Cada vez la situación se enrace más. La gran afectada, doña Letizia.
La vida de lujo de la infanta Cristina

El asunto Urdangarín ha dividido más a la familia, si cabe. Y es que otra vez Cristina ha hecho de su capa un sayo y ya son tres las veces que ha ido a visitar a su marido. En Brieva no dan constancia del hecho pero se sabe que la infanta utiliza la entrada reservada al personal del centro penitenciario. A ella accede en un coche con cristales tintados.
Siguiendo el ejemplo de la infanta, sus hijos. Juan Valéntin, Pablo Nicolás y Miguel han manifestado su deseo de acudir a Brieva para ver a su padre. El mayor, Juan Valentín, ya ha estado allí. Afirman que entró por la puerta principal y que no gozó de privilegio alguno. Nada que ver con su madre, que aunque atrapada por la sombra de la corrupción, sigue disfrutando de una vida de lujo con las prebendas que conlleva el título de infanta.
Urdangarín, el azote de Letizia

La reina Sofía quiso que sus hijos compartieran cuarto de estudio y juegos. Fue así como el vínculo entre Elena, Cristina y Felipe se hizo fuerte. Sin embargo, cuando el Caso Noos llegó a los medios empezó el distanciamiento. El enriquecimiento indebido salió a relucir y quedó patente que Iñaki Urdangarín no había tenido una conducta ejemplar en cuanto a la manera de hacer negocios.
El desapego de los duques de Palma con doña Letizia venía de antes. La entonces princesa descubrió que Iñaki se dedicaba a malmeter contra ella ante otros miembros de la familia. Hacía hincapié en sus defectos y también en el hecho de que no estaba preparada para el papel de reina que le estaba reservado. Y todo esto con la complacencia de Cristina, que reía las gracias a su marido.
Cada uno por su lado

Las tensiones entre los diferentes miembros de la familia real han quedado de manifiesto con la visita que aseguran hizo la infanta Elena a su cuñado en prisión. El acontecimiento fue confirmado por una persona que el día de autos se topó con ella y la saludó. Según este anónimo caballero, la mayor de los reyes eméritos accedió a prisión por la entrada principal y acompañada de un joven alto.
La relación entre Elena y doña Letizia es inexistente. Si coinciden en público evitan hasta mirarse. De hecho, la reina, cuando sabe que tiene que compartir acto con su cuñada, mueve los hilos para que sea desplazada. Cabe decir que casi nunca lo consigue porque, en este sentido, Casa Real tiene las cosas muy marcadas y los cambios no son bien recibidos.
Elena se venga de Letizia

Doña Letizia ha tomado como una afrenta personal la visita de Elena a Urdangarín. Todos los miembros de la familia eran conocedores de la consigna real, nada de dejarse caer por Brieva. Se trata de evitar la foto de la vergüenza, la de un miembro de la Casa real entrando o saliendo de la cárcel. Bastante tienen ya los reyes con intentar remontar la mala imagen que el Caso Noos, vía Iñaki Urdangarín, ha hecho a la monarquía.
Todo indica que doña Elena sigue firme en apoyar a su hermana hasta el final. Al fin y al cabo, ella se siente una damnificada más del reinado de don Felipe y doña Letizia. Por otra parte, no perdona a su cuñada que mostrara públicamente su apoyo a Jaime de Marichalar cuando la pareja cesó su convivencia. La reina y Marichalar acudieron a almorzar y fueron fotografiados. Lo mismo ocurrió cuando falleció la madre del duque, doña Letizia estuvo a su lado dándole ánimos.
Un mensaje muy comprometido

Hasta el momento, doña Letizia se sentía a salvo de la quema. Creía que los escándalos eran cosa de otros miembros de la familia de su marido. Sin embargo, todo ha cambiado desde que se conociera que ella ha sido grabada hablando de cuestiones de alto voltaje con su gran amigo Javier López Madrid, imputado en diferentes causas por corrupción. Cuando aparecieron las primeras acusaciones, la reina le envió un mensaje de apoyo.
El mensaje que dejó al descubierto a doña Letizia rezaba así: “Te escribí cuando salió el artículo de lo de las tarjetas en la mierda de LOC y ya sabes lo que pienso Javier. Sabemos quién eres, sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde. Un beso compi yogui (miss you!!!)”. Por su parte, Javier López Madrid contestó así a la soberana: “Os lo agradezco mucho. En el futuro extremaré el cuidado, vivimos en un país muy difícil y seré aún más consciente de mi conducta”.
Letizia se va de la lengua

Don Felipe también entró en escena en esta conversación a tres para expresar lo siguiente: “Me uno al chat, pero prefiero tener un rato para charlar sin intermediación electrónica ni telefónica. Comemos mañana? Abrazo”. López Madrid emplazó a los reyes para más adelante debido a que tenía que viajar.
La camaradería entre don Felipe y doña Letizia con Javier López Madrid era mucha. Compartían clases de yoga, de ahí lo de compi yogui, cenas, comidas y ratos de ocio. Sin duda, momentos donde los reyes se mostraban tal cual son. Nada que ver con el protocolo que acostumbran a guardar por el cargo que representan. Javier supo ganarse su confianza hasta tal punto que la reina se abrió a él para comentarle ciertas cuestiones que, de hacerse públicas, no la dejarían en demasiado buen lugar, ni a ella ni a la monarquía.
El silencio ya no frena crisis

Lo de las grabaciones tiene a doña Letizia en un sinvivir. En otras ocasiones ha corrido información sobre ella que no ha llegado a publicarse. Sin embargo, ahora nadie puede asegurar que las cosas continúen igual. Por otro lado, este asunto la coloca en una posición muy difícil en relación a su familia política. Si hasta ahora podía jactarse de que no se metía en líos, se ha dado la vuelta a la tortilla. Su incontinencia verbal puede ser objeto de graves problemas para Casa Real.
Por otro lado, ya no puede en erigirse en guardiana de la familia, lo que representa que tiene que tratar de igual a igual a la infanta Elena, don Juan Carlos y doña Sofía. Y mientras la tempestad azota con fuerza sobre Zarzuela, los reyes intentan rebajar la tensión centrándose en los actos marcados en su agenda. Quizás, en esta ocasión, el silencio no sirva. La sociedad pide explicaciones.
El 2018 está resultando un año complicado para doña Letizia. La soberana tiene que lidiar con varios frentes abiertos de importante calado. Y lo que se suponía un cálido y dulce verano, tampoco lo será. Agosto se presenta como un mes horribilis para la Reina.
Las vacaciones

Tanto don Felipe como doña Letizia están de acuerdo en que tienen derecho a veinte días al año de vacaciones privadas. El hecho de que su trabajo sea escrutado por el ojo público hace que necesiten unas semanas para poder moverse a sus anchas y sin testigos de vista. Esto deja fuera de juego la opción Palma de Mallorca que, durante años, fue el santo y la seña de la Familia Real en verano.
A pesar de todo, don Felipe y doña Letizia han consensuado pasar unos días al año en la isla balear. El Rey aprovecha para regatear y estar con sus amigos. Mientras tanto, la Reina se aburre porque las opciones que ofrece la isla no van con ella. Sabe que cada paso que dé, va a ser inmortalizado. Además, tampoco es amiga de que los fotógrafos disparen sus objetivos sobre las infantas Leonor y Sofía a placer.
Palma, un lugar incómodo

Poco se deja ver doña Letizia cuando está en Palma, tampoco las infantas. La Reina permanece en Son Vent descansando. Aprovecha para leer y recuperar fuerzas. Su actitud ha levantado algunos comentarios poco favorables. Mientras tanto, cual guardiana de las costumbres ancestrales, doña Sofía se deja ver mucho. Por las mañanas, está con sus nietos y por las tardes gusta de ir de tiendas con su hermana Irene.
Las vacaciones privadas que hasta ahora han disfrutado los Reyes están más en el aire que nunca. Lo sucedido en Palma durante la última misa de Pascua ha hecho que en Casa Real hayan tenido que desarrollar un plan destinado a mejorar la imagen de la Familia Real. Lo que sucedió demostró que estaban en lo cierto quienes aseguraban que doña Letizia no se lleva bien con su familia política.
Iñaki y Cristina, doble juego

Todo indica que las desavenencias entre la Reina, doña Sofía y las infantas Cristina y Elena vienen de atrás. Al parecer, doña Letiza se sintió muy poco apoyada cuando entró a formar parte de la Familia Real. Pronto descubrió que Iñaki Urdangarín comentaba cosas poco afortunadas sobre ella a don Felipe. El entonces duque de Palma actuaba con la complacencia de la infanta Cristina.
Cuando la Reina se enteró del juego de Urdangarín, cortó la relación, y hasta ahora. En el caso de doña Elena, ni se hablan. Si coinciden en público, se ignoran. Esto hace que la restitución institucional de la hija mediana de los Reyes Eméritos haya constituido un jarró de agua fría para doña Letizia. Sin embargo, don Felipe hizo lo correcto. No era justo mantener a su hermana apartada cuando no ha formado parte de ningún escándalo de corrupción.
Medidas drásticas

Lo sucedido en Palma durante la misa de Pascua marcó un antes y un después en la Familia Real. Don Felipe vio claro que había que tomar medidas porque era inaceptable que su esposa se comportara de esa manera con su madre. Al fin y al cabo, doña Sofía solo quería hacerse una foto con sus nietas. El espectáculo fue contemplado con horror por don Juan Carlos. Parece que padre e hijo mantuvieron una profunda charla destinada a arreglar el desaguisado.
Así como no fue justo que doña Sofía tuviera que sufrir esa humillación en público, tampoco lo era que todo el buen trabajo realizado por doña Letizia como Reina se fuera al traste por culpa de una equivocación. Así las cosas, don Felipe y don Juan Carlos trazaron un plan de acción debidamente consensuado con altos funcionarios de palacio.
Jugando a la familia feliz

Lo principal es transmitir que la Familia Real está unida, de ahí que tanto los Reyes Eméritos como sus hijas vayan a estar unos días en Palma con sus hijos. Doña Sofía anhela que llegue el día porque, por fin, tras varios años de espera, Cristina volverá a pisar la isla. Se prevé que las tres se dejen ver en público. La esposa de Urdangarín no quiere esconderse y que mejores escuderas que su madre y su hermana.
En cuanto al Rey Juan Carlos, participará en las regatas. Se ha recuperado estupendamente de sus problemas de salud y está con mucha ilusión por competir. Su asistencia está asegurada. También don Felipe regateará. En cuanto a doña Letizia y las infantas Leonor y Sofía, las veremos en el club náutico y paseando por la isla. Toca trabajar para mejorar la imagen de la institución.
Cristina, una piedra en el zapato

A doña Letizia le preocupa mucho que la visita de la infanta Cristina a Palma pueda ser perjudicial para la Corona. En este sentido, ya se ha consensuado que los Reyes no se dejarán ver en público con ella. Tampoco parece probable que celebren un encuentro en el ámbito privado. Los Reyes están molestos por la poca cooperación que Cristina de Borbón ha prestado a la Corona en relación al caso Noos.
Don Felipe y doña Letizia consideran que la infanta debería haber renunciado al tratamiento de alteza real. Sin embargo, se negó en rotundo. Así las cosas, al Rey no le quedó más remedio que retirar a Cristina e Iñaki el título de duques de Palma. Desde que eso ocurriera, la infanta no hace más que lanzar órdagos a los Reyes.
Jaque a los Reyes

Cuando el Caso Noos estaba en su punto álgido, doña Cristina barruntó conceder una entrevista para explicar la posición en que ella y su marido se encontraban. Quería cobrar porque los gastos derivados del juicio eran muy elevados. Estaba dispuesta y un emisario enviado en su nombre se reunió con un importante director. Sin embargo, consiguieron frenarla.
A don Felipe y doña Letizia no les ha salido gratis desactivar las minas que Cristina ha ido sembrando a su paso. Han tenido que ceder en algunas cosas para que la infanta no la liara parda. Junto a ella, los Reyes Eméritos y su hermana Elena. Y, mientras tanto, Cristina de Borbón va explicando que ella y su marido son inocentes y que a Iñaki le han cogido como cabeza de turco para dar un mensaje ejemplarizante a la sociedad.