Dicen que no pero doña Letizia está preocupada ante el runrún que corre de redacción en redacción. El mismo está referido a que David Rocasolano, primo de Letizia Ortiz, quiere volver a la carga y publicar un segundo libro donde desvestirá a la reina como nunca antes nadie se atrevió a hacer. Si Adiós, Princesa (Akal) fue una auténtica bomba en palacio, lo que se avecina promete dejar en una menudencia lo anterior.
El conseguidor de la periodista
Letizia Ortiz mantenía una relación muy especial con su primo. David Rocasolano era una de las personas en las que se apoyaba la periodista cuando necesitaba hacer confidencias o pedir que le echaran una mano. David, abogado de profesión, fue uno de los primeros miembros de la familia en conocer el romance entre su prima y don Felipe.
Según Rocasolano, la pareja estaba enamorada y convencida del paso que querían dar. Sin embargo, ciertas cuestiones de la experiencia vital de su prima les incomodaban. No es ningún secreto que doña Letizia no fue bien acogida en Zarzuela cuando los reyes eméritos conocieron la noticia. Don Juan Carlos y doña Sofía creían que no era la mujer adecuada para su hijo.
Letizia y Felipe, el tiempo apremia
Don Felipe sabía que su futuro sentimental estaba en juego y que no contaba con la aprobación de sus padres. De ahí que se marchara de viaje a Nueva York faltando a uno de los actos más emblemáticos para la Corona. En la gran manzana disfrutó del amor en brazos de Letizia. Ya había tomado la decisión de que no renunciaría a ella, como hizo años atrás con Eva Sannum.
A los reyes eméritos no les quedó más remedio que aceptar el deseo de su hijo puesto que había amenazado con renunciar a sus derechos dinásticos. Así las cosas, una vez analizada la situación, en Zarzuela decidieron anunciar el compromiso matrimonial sin pasar por el noviazgo. Se trataba de poner a los ciudadanos ante un hecho consumado para evitar lo sucedido con Sannum.
Autocensura para no desvestir a Letizia
David Rocasolano describió a doña Letizia como una mujer con carácter fuerte, de las que no aceptan consejos y tienen que salirse con la suya. Dio la razón a quienes ya tenían ojeriza a la periodista y la tildaban de mandona. El abogado tiró a dar cuando escribió Adiós, Princesa, un libro muy incómodo y sobre el que Casa Real movió ficha para que no se diera voz a su autor.
Un canal de televisión tenía preparado un especial sobre el libro y lo levantó cuando faltaban veinticuatro horas para la emisión. Desde Zarzuela se reunieron con los pesos pesados de las cadenas más importantes de televisión en España y les pidieron que evitaran dar publicidad al libro. Otros medios, a los que desde palacio no se habían dado instrucciones, se apuntaron al silencio. La autocensura ganó la partida.
La venganza de un hombre despechado
Los motivos que llevaron a David a escribir el libro están ligados al comportamiento de su prima con él cuando su nombre salió a la palestra por un tema de corrupción. Según él, Letizia no tuvo ni el detalle de escuchar su versión de los hechos y le borró de su lista de los afectos. Desde aquel día, las puertas de palacio se cerraron para siempre para David Rocasolano.
Según David, doña Letizia es de las personas que ni perdonan ni olvidan, una característica que también se hace extensible a él. Lo sucedido hizo que empezara a pensar en plasmar sus vivencias con su prima en papel. La editorial Akal fue la encargada de sacar la obra adelante. Se vendieron más de 70.000 ejemplares, y eso que fueron poquísimos los medios que se atrevieron a promocionar el libro.
Atravesando la intimidad de Letizia
Uno de los puntos más censurados de Adiós, princesa hace referencia a un pasaje donde David desveló un asunto privadísimo de su prima. Estaba relacionado con una intervención quirúrgica. Del mismo aportó documentos en el libro explicando que tanto Felipe como Letizia le habían pedido que se deshiciera de ellos porque si doña Sofía se enteraba de lo sucedido, bajaría el pulgar a su nuera.
En Casa Real decidieron no hacer comentarios al respecto del polémico libro. Eso sí, dejaron caer que el mismo contenía ciertos párrafos susceptibles de demanda pero que preferían no tomar medidas para que el globo se desinflara por sí mismo. En aquellos días, David anunció que se iba a vivir al extranjero, concretamente a Miami, dado que en España las cosas se habían puesto muy complicadas para él y para su familia. Hasta dejó caer que temía por su seguridad y la de los suyos.
La familia de la reina a exámen
Pero no solo Letizia salió perjudicada en el libro, tampoco quedaron nada bien otros familiares. Desmontó el mito de Telma Ortiz explicando que la cooperante no era la políglota que nos habían vendido. También reveló que Telmita se sentía muy cómoda en las reuniones de amigos de don Felipe a las que era invitada y que le encantaba salir en los medios. Sacó a relucir su lado más frívolo y mundano.
En cuanto a los padres de doña Letizia, Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz, pintó un retrato que nada se parecía a la versión oficial. Afirmó que Paloma poco tenía que ver con esa madre ocupada y preocupada por sus hijas. En cuanto a Jesús, dejó bien claro que no era hombre de una sola mujer.
El gran patrimonio económico de Letizia
En estos días suenan rumores de que David está preparando un segundo libro sobre su prima. La verdad es que la obra está acabada desde 2014 y puesta a buen recaudo bajo siete llaves. En la misma se trata la relación de doña Letizia con ciertas firmas comerciales y los lucrativos negocios e inversiones que ha llevado a cabo desde que se casó con don Felipe.
Y a propósito de la fortuna de la reina, el diario Express publicó en 2014 que la misma ascendía a algo más de ocho millones de euros. En cuanto al rey, el rotativo inglés la cifró en diecisiete millones de euros. Por cierto, que si el libro de David Rocasolano ve la luz, otros miembros de la familia real se quedarán al descubierto ante el ojo público. Y mientras doña Letizia está preocupadísima por lo que pueda revelar su primo, desde el gabinete de comunicación de Zarzuela manifiestan que no existe preocupación alguna. Sin duda, sorprendente postura.