Doña Letizia tiene un problema. Por más empeño que pone, no consigue empatizar con una parte de la sociedad. Se trata de uno de los temas que más le preocupan. Letizia está harta de quedar como perdedora cuando la comparan con doña Sofía. Sin duda, su suegra es como una sombra que la persigue hasta atraparla. La soberana lucha por ser aceptada, se entrega a fondo en todo lo que tiene que ver con su obligación real. Sin embargo, en algún punto del trayecto, el mensaje se pierde. ¿Por qué Letizia no da la talla como reina? Desvelamos el misterio.
Letizia, la verdad de la mentira
Letizia Ortiz arribó a Zarzuela sin experiencia alguna en cuestiones reales. El asunto no tiene mayor problema si te lo enseñan desde la infancia. La cosa se complica cuando la primera toma de contacto se lleva a cabo en edad adulta. La periodista puso mucho empeño en aplicarse en las materias que correspondían a la esposa del heredero. Es inteligente, observadora y con una gran capacidad de aprendizaje. Sin embargo, la experiencia vital no siempre lo es todo.
Doña Letizia estaba convencida de que su trabajo como periodista le sería de gran ayuda para amoldarse a su responsabilidad como esposa de don Felipe. Aunque pueda parecer lo contrario, siempre tuvo muy claro que su misión se circunscribía a la de su marido. No es cierto que quisiera sacar los pies del tiesto y tener una mayor proyección de la que le correspondía. Jamás pretendió tal cosa, ni tan siquiera llegó a insinuarlo.
Una reina que no acepta consejos ni recomendaciones
Cuando Letizia se instaló en el palacio de la Zarzuela, la reina se convirtió en una especie de tutora cuya misión era prepararla para su nueva vida. Se dice que doña Sofía llegó a manifestar entonces, “Aunque no me gustas, haré de ti una reina”. Ciertamente, la reina emérita se aplicó a fondo para que su nuera cogiera la soltura que necesitaba. Sin embargo, parece que no quedó satisfecha con el resultado.
Uno de los grandes problemas de doña Letizia es que no acepta consejos ni sugerencias. Es esa seguridad en sí misma tan aplastante que tiene la que se convierte en su peor enemigo. La cuestión se agrava cuando aparece la desconfianza, algo muy habitual en su primera época en palacio. Creía que algunos de los miembros de su nueva familia estaban frotándose las manos mientras llegaba el momento del tropiezo. Esto hizo que se encerrara más en sí misma y no aceptara la mano que le tendió su suegra.
Letizia no acaba de encajar
Doña Letizia está comprometida con su tarea en la institución monárquica. Sin embargo, no consigue hacer la inmersión completa debido a un tema que ha provocado más de una discusión con don Felipe. Letizia ve su papel de reina como un trabajo que tiene hora de entrada y de salida. Sin embargo, su marido sabe que ser rey es un oficio a tiempo completo. Es algo que exige máxima dedicación. Siempre hay que estar de guardia.
La reina ha puesto mucho empeño para no cortar totalmente el vínculo con su vida anterior. De ahí las reuniones con sus amigas a las que procura no faltar y alguna que otra escapada que ha dado mucho que hablar. Todo esto hace muy difícil el encaje de doña Letizia dentro de la monarquía. El asunto ha transcendido a la opinión pública debido a algunas situaciones donde la soberana ha mostrado su malestar.
Su Alteza no aguanta las críticas
Si hay algo que no soporta doña Letizia es el implacable escrutinio sobre su persona. Eso de que sus gestos y expresiones sean analizados en profundidad, la lleva a mal traer. En algunas ocasiones se ha quejado ante don Felipe acerca de las muchas críticas que recibe. Es entonces cuando se muestra indignada e incomprendida. Parece que el rey debía estar harto de tanta lamentación el día que le contestó: ”Alguna vez nos criticarán y tendrán razón”.
La debilidad de la reina es leer todo lo que se publica sobre ella. Muy mal tiene que andar de tiempo para faltar a su cita diaria con internet. Rastrea la prensa online en busca de su nombre. Es una manía que don Felipe ha intentado frenar porque le perjudica. A doña Letizia le gustaría dar respuesta a esos artículos donde hablan sobre su persona sin ajustarse a la realidad. Sin embargo, no puede. Los reyes no hacen declaraciones, únicamente se expresan a través de los discursos.
El ambiente cargado de Marivent
La relación de doña Letizia con Palma de Mallorca es complicada, y no porque la isla le disguste, sino porque el ambiente en el palacio de Marivent siempre ha estado cargado. En sus primeros veranos de casada, fue testigo de las habituales discusiones entre don Juan Carlos y doña Sofía. Lo mejor hubiera sido separarse pero eso es algo vedado para ellos por motivos de religión. Los miembros de la familia real están adscritos al catolicismo prácticante desde su nacimiento.
Si a las desavenencias familiares en Marivent se une el hecho de que hay que cumplir con obligaciones, ya tenemos el coctel perfecto para que doña Letizia haya impuesto su deseo de vacaciones privadas. El veraneo real que antaño disfrutaban los reyes eméritos en Palma quedó enterrado el día en que la periodista protagonizó Princesa a la fuga, un episodio que se enmarca dentro de la mayor crisis matrimonial que los reyes han atravesado hasta el momento.
Suavizando a Letizia
En cierta ocasión, don Felipe comentó: “Letizia tiene que sonreír para que se aprecie que está de buen humor. Sus rasgos son más marcados y graves que los de la reina, que tiene un gesto siempre amable”. Pronto vieron en Zarzuela que las facciones angulosas de doña Letizia no es que no sumaran, sino que restaban. La dureza de su rostro, unida a los comentarios sobre su fuerte carácter, resultaron una mezcla letal que le impidió empatizar con una parte de la sociedad. Se la percibía fría, altiva y distante.
Innegable que la reina ha mejorado con el paso de los años. Los retoques en la cara hacen que parezca más joven ahora que cuando se casó con don Felipe. Lo curioso del asunto es que la belleza era algo que antes no le interesaba pero que ha acabado atrapándola. Presta muchísima atención a su aspecto físico. En este sentido, se le va un buen pico cada mes. ¿Quién dijo que estar guapa fuera asequible?
El gusto por el lujo
En los primeros años como princesa, doña Letizia se quejaba de que su trabajo pasara desapercibido y solo se pusiera el foco en su vestuario. Así se manifestaba en aquellos días: “No se fijan más que en el vestido que llevo o en cuál es la razón que me ha llevado a elegirlo para esa ocasión”. Paradojas de la vida, muchos la incluyen ahora en el grupo de las fashion victims, llegando a compararla con Rania de Jordania o la desaparecida Lady Di.
A pesar de que se intenta propagar la idea de que la reina es una mujer austera en cuanto a sus gastos en ropa y complementos, lo cierto es que hace ya un tiempo que se decanta por firmas de alta costura. No se sabe si esto es influencia de su estilista o bien que le ha cogido el gusto al lujo. Algunos de sus looks han sido criticados por lo elevado de su precio.
Letizia no es profeta en su tierra
Mientras que en España doña Letizia cosecha bastantes críticas en prensa, todo lo contrario en el extranjero. Su estilo ha sido analizado y alabado por prestigiosos medios. Hace unos años, Point de Vue alabó así a la reina: “Desde hace algunos meses, la familia real española no para de recibir golpes. Entre el escándalo financiero y la publicación de un libro explosivo, solo un miembro de los Borbones sigue haciendo soñar: Letizia. Con humildad y discreción encarna, ahora más que nunca, el porvenir de la monarquía”.
Para Point de Vue también ha sido motivo de elogio un asunto que en nuestro país ha causado grandes críticas hacia la reina, la educación de sus hijas. Para el medio francés, resulta todo un ejemplo que alguien como doña Letizia esté tan involucrada en todo lo relacionado con el crecimiento de Leonor y Sofía. Como reza el dicho, nadie es profeta en su tierra.