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Belén Esteban muestra su verdadera personalidad con un gesto cargado de despotismo

Belén Esteban está muy subida. Escuchándola se diría que su boda es la de una princesa, tipo Carlota Casiraghi. Ciertamente, la rubia está convencida de que su enlace es objeto del deseo por parte de todos los medios de comunicación y no hace más que enviar advertencias que muestra su soberbia y altivez. Está muy crecida cuando, ni mucho menos, la exclusiva de su boda estará en el top ten de las mejor pagadas.

Belén despega los pies del suelo

Belén Esteban

> Poco o nada tiene Belén Esteban que explotar a nivel de exclusivas. Hace tiempo que su vida y milagros no interesan. Desde que su hija le cortara las alas en relación a hablar de ella y de los Janeiro, llegó su ocaso. Hace muy poco se filtraba que en Telecinco está pensando en prescindir de ella dado que ha perdido encanto mediático. Ya no concita audiencias millonarias como antaño y los belenazos son historia. Sin embargo, lejos de mostrar una actitud más acorde a sus circunstancias, se exhibe más subida que nunca. Como si estuviera tres mil metros sobre el suelo.

Belén intenta abrirse paso como colaboradora-opinóloga. Intenta meter baza para aportar su punto de vista. Y lo hace callando a algunos compañeros. En ocasiones, roza la falta de respeto, pues no duda en referirse a Antonio Montero y Gustavo González como “Adosados”. Término incorrecto dado que los periodistas no comparten circunstancias personales con ella y, por tanto, imposible explotar algo que no existe. Pero así es la Esteban, el mundo gira a su alrededor.

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