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Manual del bebé

Los padres primerizos suelen tener mayores complicaciones a la hora de cuidar a sus hijos y es que, es un hecho que los bebés no nacen con un manual de instrucciones bajo el brazo. A pesar de que no entendamos bien los lloros de nuestros hijos, hay una cosa que tiene que quedarnos clara, la seguridad de estos, está por encima de todo. Para mejorar esa seguridad, debemos de preparar la casa especialmente para el bebé y, sobre todo, el cuarto en donde se encuentra. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es poder ofrecerle una buena cuna y para que esta sea más segura, colocar un protector de cuna.

Los protectores de cuna cumplen varias funciones. Una de estas es la función decorativa, ya que gracias al protector de cuna eliminamos los barrotes de esta. Sin embargo, tenemos que evitar que esta función ornamental nos haga olvidar el verdadero propósito del protector, la seguridad del niño. De esta forma, más que guiarnos por un protector bonito, debemos de guiarnos por un protector que sea útil para nuestro hijo, veamos cómo tiene que ser.

¿Cómo tiene que ser un buen protector de cuna?

Elegir un protector de cuna cómodo es fundamental. De la misma forma que a una persona adulta le gusta disfrutar de las cosas cómodas, a un bebé le pasa lo mismo. Para ello, debemos de elegir un protector de cuna suave y acolchado, para que el niño pueda apoyarse con comodidad y por supuesto, no hacerse daño. Para poder mejorar la durabilidad del mismo, también deberíamos de asegurarnos de que el protector se pueda lavar con facilidad ya que a la hora de estar en contacto con un bebé es normal que se ensucie de forma habitual.

La elección del material también es importante de cara a no elegir materiales que puedan resultar tóxicos o alérgicos para el niño. De esta forma, podemos estar tranquilos de que el niño se encontrará protegido y que no se enfrentará a ninguna amenaza con la incorporación de estos protectores de cuna.

Por otro lado, nos debemos de asegurar que el protector de cuna encaja perfectamente en la cuna. Para ello, deberemos de tener en cuenta el tamaño para que no se salga de esta y que nuestro bebé no meta la pierna a través de este si ha quedado algo suelto.

Para terminar, el protector de cuna debe de tener firmeza. Esto quiere decir que no tenemos que pecar de que sea excesivamente blando, ni que tenga un grosor excesivo. De esta forma, tendremos un protector que mejora la protección del bebé y no se convierte en un impedimento más para su descanso.

Teniendo en cuenta estos pequeños consejos podremos elegir el mejor protector de cuna para nuestro bebé y de esta forma, nos aseguraremos de que siempre que se encuentre en la cuna, está completamente protegido. Simplemente con el pequeño añadido de un protector de cuna, podremos estar mucho más tranquilos de que nuestro bebé está protegido, aunque no estemos en contacto visual con él.