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Antonio Banderas dimite y abandona su proyecto cultural en Málaga por el «trato humillante»

Antonio Banderas es más que uno de nuestros actores más reconocidos e internacionales. Su vinculación a la ciudad de Málaga también va más allá que la del puro hecho de haber nacido allí y sentir devoción por su clásica Semana Santa. El poder y la influencia de su nombre y su figura, él lo sabe bien, sirven para abrir muchas puertas y en última instancia para ayudar atravesar puertas de forma un poco más rápidas de lo habitual. Banderas propuso un proyecto cultural y teatral para reformar los míticos cines Astoria y Victoria de Málaga. Según publica El País, «la propuesta, que había salido ganadora en un concurso de ideas no vinculante, aún debía ser elegida en concurso público que, según los críticos, iba a ser un traje a medida para la opción respaldada por el intérprete malagueño«.

Antonio Banderas dimite y abandona su proyecto cultural en Málaga por el "trato humillante"

El actor ha enviado una carta al Diario Sur en el que el explica no sólo los motivos que lo empujaron a iniciar este apasionante proyecto para él sino también las razones por las que abandonado el mismo: «Nunca pasó por mi cabeza la idea de que este proyecto fuese rentable para mí. La idea era más bien la contraria. Lo que he ganado en mi larga vida como profesional, ha sido ganado básicamente fuera de mi tierra, peleándome todos los días en los lugares más competitivos del mundo, viviendo en hoteles, en aeropuertos, sin ver crecer a mis hijos. No, aquí venía a gastármelo», escribe Banderas. Y continúa, «para ayudar a la financiación, sólo de la actividad teatral, me animé a hacer un ofrecimiento económico que se establecería en el entorno de los 250.000 euros anuales, que ayudase a cerrar un presupuesto por temporada, repito, solo para los teatros, que rondaría los 3,000,000 de euros».

«Pero los coros de voces que comenzaron a alzarse contra nuestro proyecto, dentro y fuera de los ambientes políticos locales, que además no se detenían en la crítica al mismo, sino que se extendían a la sorna, el cachondeo y por qué no decirlo, la mala leche, me hicieron comenzar a reflexionar sobre si realmente valía la pena arriesgar tanto, enfangarse tanto, y exponerse tanto. Hablé por teléfono con mis compañeros de viaje, pues yo me encontraba trabajando en una película. Tanto Pepe Seguí, como Ignacio y Sandra no entendían lo que estaba pasando, no entendían los insultos, las descalificaciones, el trato humillante. También ellos reflexionaron y todos juntos llegamos de forma clara a la misma conclusión. Había que salir de ahí, había que salir y buscar un mejor lugar en el que depositar todas las energías positivas que deseábamos para este desafío, un mejor sitio en el que sudar por ofrecer nuestras ideas a Málaga, un rincón en el que no huela a corralón y podamos construir algo interesante», concluye el actor.