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A examen los trapitos de Letizia: del traje bata algo ñoño a la perfección extrema

A examen los trapitos de Letizia: del traje bata algo ñoño a la perfección extrema

Mide un metro setenta y tiene una percha magnífica para cualquier cosa que quiera ponerse. Letizia es la mejor maníquí soñada por los diseñadores nacionales y extranjeros.  Hasta en los países más remotos se hacen eco de sus estilismos. Perfeccionista, cuida cada detalle al mínimo y ha cerrado el mes entre aplausos generales de la prensa especializada. Aunque hay algún modelo que no nos ha acabado de convencer.

 

El traje bata de Letizia

Le da un cierto aire de señora recién levantada de la cama, pero el corte es perfecto. Se lo ha puesto esta mañana en el Museo Reina Sofía: está cortado al bies y le otorga un aspecto demasiado sobrio. Es un traje con falda de capa cruzado en el pecho con un finísimo cinturón, de esos que se pierden por los cajones y te los regalan en las tiendas malas. El suyo, obviamente, es bueno, como los zapatos, unos salones altísimos de más de diez centimetros, que, sin embargo, parecen muy cómodos. Son de Prada.

A examen los trapitos de Letizia: del traje bata algo ñoño a la perfección extrema

El traje es correcto, pero nada más. Letizia  nos tiene acostumbrados a demasiadas versiones de reina, la reina rock, la reina fashion, la reina sosa, y la reina ñoña, y así es su traje perfecto para que nadie te ponga ni una pega, pero ñoño… Y no me acostumbro a verla con esas hombreras tan ochenteras. Se trataba del acto de inauguración de la exposición “Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición”, que aborda dos acontecimientos poco estudiados dentro de la historia del arte español reciente: la Bienal de Venecia de 1976 y el surgimiento de la subcultura urbana en España a mediados de la década de los 70.

 

Sencillamente incriticable, desde ningún punto de vista

A examen los trapitos de Letizia: del traje bata algo ñoño a la perfección extrema

Mira que me gusta a mí poner una falta, pero aquí no puedo decir nada. Es un abrigo de Carolina Herrera que ha puesto los dientes largos a más de una. Se lo puso su Majestad la Reina para presidir la conmemoración del 40º aniversario del Instituto Nacional de Empleo, actual Servicio Público de Empleo Estatal. Después visitó la exposición de las Escuelas Taller-Talleres de Empleo del Patrimonio Nacional.

La Reina está sacando partido a su estilizadísima figura. Nadie se puede poner un abrigo con semejante lazada  sin temor a parecer un edredón de Zara Home listo para un regalo. A ella le queda perfecto. Atención al enorme parecido en la imagen con Rania de Jordania que le ha copiado el vestido bata días después de que lo luciera nuestra reina . He de decir que siempre he sostenido que se parecían. Letizia no la imitaba.

Antes de que saliera a la luz el noviazgo entre la actual reina y el príncipe de Asturias, publiqué, gracias a una fuente que le habían visto viendo Bolwing Colombine con una atractiva mujer castaña clavadita, a la reina alauita.  Con los años el tremendo parecido se va acentuando. El bolso es sencillamente maravilloso, y lo de la doble lazada, también al cuello, es de una osadía tremenda. Le da un toque divertido e hiperfemenino. No se le puede poner un pero…

 

Perlas y terciopelo, la  combinación perfecta y una joya con historia

A examen los trapitos de Letizia: del traje bata algo ñoño a la perfección extrema

La Reina rescató para la cena  de gala en honor al presidente de la República Popular China Xi Jinping y su esposa, Peng Liyuan en el Palacio de la Zarzuela. un vestido de Felipe Varela que ya se puso en el 2017. El terciopelo le favorece. Se rata de un traje muy armado que le sienta como un guante con el cual es imposible errar. Realzaba como un discreto marco la fabulosa tiara rusa que perteneció a la esposa menos amada de Alfonso XIII, la Reina María Cristina de Habsburgo, la misma a quien dijo antes de morir: «Cristinita ya sabes, de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Canovas, y guarda el co..o». He omitido una españolísima eñe, pero la anécdota me parece curiosa.

La tiara tiene historia. Su nuera, Victoria Eugenia de Battenberg no tragaba a su suegra y no se la ponía para fastidiarla. Alfonso XIII, hijo póstumo de Alfonso XII se la regaló a su nuera, la condesa de Barcelona. Y el Rey le pagó su parte a sus hermanas para que formara pare de las joyas de pasar de la Monarquía. Simoneta la llevó en su boda con Jiménez Sastrón. A la Reina Sofía le gustaba llevarla.

La Reina saca músculo en todos los sentidos

Reina Letizia

No ese la primera vez que se lo pone. Y  no está mal que lo repita, especialmente si le sienta tan bien. Es un Varela azul petroleo , un color que le favorece mucho. La falda de gasa plisada, a la última, el cuerpo entallado, con las pinzas perfectamente adaptadas a la forma del pecho.  El vestido le permite lucir sus fibrados brazos, una de las partes de su cuerpo de las que Letizia se muestra más orgullosa.

En la mano, las dos pulseras gemelas de Cartier, que no consiguen distraer la atención de esos hombros tan definidos. ¿Hace dominadas la Reina? Si hay una mujer con una proporción perfecta entre peso y fuerza para hacerlas es ella. No es de extrañar a que animara a las mujeres de la Guardia Civil para que entraran en los cuerpos de élite donde las pruebas físicas son tan difíciles.  No sabemos a ciencia cierta si las hace pero una cosa es segura, en estos días pasados ha sacado músculo en cuanto a cuestión de estilo se refiere.

La vie en rose, el abrigo de pelito tan cálido como la mirada a su marido

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De nuevo Carolina Herrera. Un abriguito rosa de otra temporada que la Reina se puso en una mañana muy fría. Fue  durante la visita oficial de los ilustres invitados llegados de Oriente. Es de pelito, tendencia este año, y está confeccionado en uno de los colores favoritos de la Soberana. Con él ofrece una imagen absolutamente angelical. Debajo lucía un vestido color crema de Asos on bordados de inspiración china. Un detalle e hacia sus invitados. La prenda le costó solo 97 euros. A destacar, el maquillaje perfecto, delicado y sutil. Los zapatos no convencen, demasiado monocromática.

 

Letizia Ortiz