
La cantante Ruth Lorenzo debuta al frente de ‘Aria, locos por la ópera’, el nuevo gran formato musical de TVE que quiere demostrar que la lírica también puede ser puro entretenimiento en horario de máxima audiencia. La cadena pública apuesta por un talent show muy cuidado, pero arriesgado a la vez. Lo hace por todo lo alto, con orquesta en directo, un jurado especializado y una puesta en escena espectacular. Su objetivo es bastante claro, quieren que cualquiera, incluso quien nunca ha pisado un teatro de ópera, pueda emocionarse desde el sofá de su casa.
El estreno de “Aria” en TVE
Su estreno ocupó la noche de prime time en Televisión Española, con una primera gala pensada en presentar a los concursantes y sentar las bases del formato (Ginés, Merlyn, Esaú, Klaudya y Álvaro). La emisión se ha concebido como un evento especial de varias entregas, en las que el público irá conociendo las historias personales de los cantantes, sus progresos y la mecánica de las eliminaciones hasta llegar a una gran final. Desde este debut, el programa se ha instalado en la parrilla como una de las apuestas más ambiciosas de la cadena pública para unir cultura, espectáculo con el gran público.
La primera gala ha servido también para presentar la atmósfera del show. Destaca, sin duda, un gran plató transformado en teatro lírico, con una iluminación súper cuidada, una realización centrada en lo musical y una banda sonora que combina arias universalmente reconocibles con momentos más íntimos. El resultado es de ritmo ágil, más cercano a un talent musical moderno que a un espacio clásico de divulgación cultural, lo que facilita que el espectador entre en el lenguaje de la ópera sin sentirse intimidado y lo que lo acerca posiblemente a un público más joven.
¿En qué consiste el talent show?
La idea es reunir a un grupo de cantantes líricos que compiten entre sí a través de actuaciones en directo, tanto en solitario como en dúos o canciones grupales, interpretando así fragmentos de óperas famosas. Cada gala gira en torno a una selección de arias y escenas emblemáticas del repertorio, donde podemos encontrar desde títulos conocidísimos como ‘La Traviata’ o ‘Turandot’ hasta piezas más sorprendentes para el gran público, siempre acompañadas por la orquesta Franz Schubert Filharmonia que tocará en directo desde el plató. La intención es que el espectador no solo escuche la música, sino que entienda el contexto dramático y emocional de cada obra para que la sientan de lleno, viviendo así la experiencia completa.
Además de las actuaciones, el programa muestra el proceso previo, es decir, los ensayos, el trabajo vocal que han llevado a cabo e incluso la preparación física y mental que hacen los cantantes hasta llegar ahí. Todo esto estará supervisado por las correcciones de los coaches y las impresiones del jurado. Esa mirada al detrás de las cámaras acerca al espectador a ver el esfuerzo real que supone cantar ópera, rompiendo tópicos sobre un género que a menudo se percibe como inaccesible. Cada expulsión se decide teniendo en cuenta tanto la calidad técnica como la capacidad de transmitir, subrayando que la ópera es, ante todo, emoción escénica.
Ruth Lorenzo, anfitriona entre dos mundos
Al frente del formato, Ruth Lorenzo se coloca en un rol que mezcla maestra de ceremonias, confidente de los concursantes y mediadora entre lo que pasa en el escenario, cómo lo transmite al público que lo ve desde casa. Con una sólida trayectoria como cantante y una enorme experiencia en escenarios internacionales como Eurovisión, llega con el bagaje perfecto para entender los nervios, las inseguridades y la exigencia artística que viven los participantes. Su presencia aporta cercanía y un tono emocional que equilibra la solemnidad que a veces se asocia a la lírica.
En las entrevistas podemos ver que la murciana se muestra espontánea, afectuosa y cómplice, logrando así que los cantantes se abran y compartan sus historias personales antes de enfrentarse al veredicto del jurado. Esa combinación de profesionalidad y naturalidad ayuda a humanizar el formato, alejándolo de la frialdad competitiva y acercándolo al relato de superación que muchos espectadores valoran en un talent show.
Junto a ella también se encuentra la figura de Juanjo Bona, una mirada más fresca que puede dar al programa un toque actual para acercarlo a las nuevas generaciones. El que saliera de otro talent show como Operación Triunfo, ya tiene experiencia en el mundillo, por lo que propone una mirada diferente desde sus entrevistas en el backstage.

El papel del jurado y la orquesta
El programa cuenta con un jurado formado por figuras de referencia en el ámbito de la música clásica y la dirección orquestal, como es Tomás Grau. Estos serán los responsables de valorar y mirar con lupa la afinación, la interpretación, la técnica y la capacidad comunicativa de cada actuación. Sus comentarios se cuidan especialmente para resultar comprensibles, explicando conceptos de técnica vocal y matices interpretativos sin recurrir a tecnicismos excesivos, de modo que el espectador pueda aprender mientras disfruta.
La orquesta es otra de las grandes protagonistas. Lejos del papel secundario que a veces tiene en otros talents, aquí el conjunto instrumental se integra en la narrativa del show, con planos que permiten ver la complicidad entre director, músicos y cantantes.
Más allá de la competición, este programa se presenta como una apuesta clara por acercar la ópera a nuevos públicos, especialmente a espectadores que quizá nunca se han planteado comprar una entrada para el teatro.
En este contexto, TVE refuerza su papel de servicio público, demostrando que la cultura y el entretenimiento no son caminos opuestos, sino dos caras de un mismo proyecto cuando se apuesta por formatos cuidados y creativos.

