La tensión que rodea a Mar Flores en las últimas semanas ha vuelto a estallar tras el último ataque de Terelu Campos, que ha generado una nueva oleada de reacciones y un evidente clima de confrontación pública. La modelo, que acaba de publicar sus memorias tituladas ‘Mar en Calma’, se ha convertido en el centro de una tormenta mediática después de que Carlo Costanzia, su expareja y padre de su hijo mayor, expresara en televisión un profundo malestar por uno de los capítulos del libro. El italiano aseguró sentirse agraviado por el relato de un episodio especialmente delicado de su vida en común y dejó entrever su intención de emprender acciones legales contra la modelo por, según él, incurrir en calumnias e incitación al odio, unas acusaciones que han añadido más tensión a una situación ya de por sí enrarecida.
3Una situación muy complicada
En este contexto complejo y cargado de tensiones, la actitud de Mar Flores —aparentemente tranquila, sin declaraciones directas y limitándose a mensajes reflejados en su propia filosofía— contrasta con la contundencia de las reacciones de Terelu y de su ex pareja. Su reflexión en redes sociales funciona casi como una declaración de principios: un recordatorio de que, según ella, el tiempo pone todo en su lugar y que las máscaras eventualmente caen. Queda por ver si ese mensaje será su única respuesta o si, ante la escalada pública, decidirá pronunciarse de forma más explícita.
Por ahora, lo que sí está claro es que la guerra mediática entre Mar Flores y Terelu Campos se ha reactivado con más fuerza que nunca, impulsada por un libro que ha removido episodios del pasado y ha provocado reacciones inesperadas en el presente. La tensión también salpica inevitablemente a sus hijos, que se encuentran en una situación delicada en la que la opinión pública analiza cada gesto y cada declaración. La historia continúa evolucionando y, a la vista de las últimas señales, todo indica que este enfrentamiento aún tiene varios capítulos por escribirse, mientras las protagonistas intentan gestionar un conflicto que mezcla familia, memoria, emociones y exposición pública en la misma ecuación.







