
Recientemente, hemos conocido la noticia de que Andreu Buenafuente y Silvia Abril no se pondrán este año al frente de las Campanadas de RTVE el próximo 31 de diciembre debido a que el reconocido presentador ha tenido que alargar su baja médica y priorizar su recuperación tras un episodio de estrés. Su retirada del ojo público es algo que el mismo Andreu anunció hace unos meses, pero en este caso la decisión también aparta a Silvia de esa cita, la cual llega a pocas semanas de fin de año y obliga a RTVE a reorganizar a contrarreloj una cita tan importante como la retransmisión de Nochevieja.
Un giro inesperado para RTVE
La noticia ha caído como un jarro de agua fría porque, hasta hace nada, la pareja era la gran apuesta de la cadena pública para despedir el año, los cuales se caracterizan por tener un tono de humor y cercanía muy reconocible. De hecho, RTVE había anunciado su elección semanas antes, alimentando de esta manera la expectación por ver a Buenafuente y Abril juntos en la Puerta del Sol, un escenario que implica una presión enorme por los millones de espectadores que suelen estar pendientes.
Sin embargo, el plan se vino abajo cuando el propio Buenafuente explicó públicamente que su recuperación «va a llevar un poco de tiempo y no quiere forzar por hacer un trabajo un día«, dejando claro que ahora mismo la prioridad es estar bien y su salud mental. Ese matiz es clave, puesto que no se trata de una negociación rota ni de un capricho de última hora, sino de un parón que se alarga por una baja médica, la cual hace inviable afrontar una emisión tan exigente física y mentalmente.
El motivo que lo mantiene alejado: salud y estrés

En el vídeo que ha colgado en sus redes sociales y ha sido difundido por RTVE, Buenafuente habla abiertamente de haber sufrido un episodio de estrés y de la necesidad de tomarse la recuperación con calma, «sin acelerar procesos«. Ese mensaje, en un mundo televisivo donde tantas veces se tapa el desgaste con una sonrisa, ha sido interpretado por muchos como un ejercicio de sinceridad poco habitual en prime time y por lo que le han felicitado.
Además, RTVE respaldó ese enfoque al trasladar que el presentador debe prolongar su descanso para volver al 100% en sus proyectos profesionales, lo que automáticamente deja fuera también a Silvia Abril como pareja televisiva prevista para esa noche. Y aquí aparece el detalle que más conversación ha generado, aunque la baja sea de él, ella tampoco estará, lo que refuerza la idea de que la apuesta era el dúo como concepto, no dos presentadores “por separado”.
Las Campanadas no son un programa cualquiera y sabemos lo que implica. Se hacen en directo, cuentan con mucha presión técnica, hay que realizar ensayos previos, y aprenderte un guión que se reescribe hasta última hora. Sin contar con la exposición mediática tan brutal que supone, donde cualquier tropiezo se convierte en tendencia y se comenta durante días. Si a eso le sumas el contexto de competencia feroz con otras cadenas, especialmente en un año en el que cada grupo intenta ganar la conversación social y cómo no, las audiencias en el minuto clave, lo hace más complejo todavía.

Por eso, la renuncia de Buenafuente y Abril no solo deja un hueco en la escaleta, también obliga a TVE a reajustar su estrategia de comunicación para las fiestas. El propio presentador, de hecho, deja la puerta abierta a futuros proyectos cuando esté «sereno» y en disposición, dejando ver que esto no es un adiós a RTVE, sino un paréntesis por salud.
En paralelo, RTVE también ha comunicado cambios en la retransmisión de Canarias, otra de las emisiones clave de la casa, para dar servicio a la audiencia de las islas. Según la información publicada por RTVE, a los cantantes Nia y St. Pedro se suma el presentador Miguel Ángel Guerra para dar la bienvenida a 2026 desde Santa Cruz de Tenerife.
Este movimiento evidencia que la corporación está ajustando su foto de Nochevieja para que el evento no pierda fuerza, incluso con el contratiempo de última hora en la Península. En un año donde RTVE quería reforzar su gran noche televisiva, el cambio de planes obliga a reaccionar rápido sin perder el espíritu festivo ni la confianza del público.
El trasfondo: parar a tiempo
Más allá del titular, esta historia conecta con algo que mucha gente entiende como algo esencial, el desgaste acumulado y la necesidad de poner límites, aunque sea en un momento profesional soñado o que llevas esperando mucho tiempo. Buenafuente lo resume al insistir en que hay que «estar bien para volver y disfrutar del trabajo», una idea que, dicho por una figura tan consolidada, normaliza hablar de salud mental y estrés sin dramatismos.
Y mientras el público se queda con la intriga de quién tomará finalmente el relevo, la sensación que deja esta decisión es clara. RTVE pierde un reclamo enorme, sí, pero la pareja evita convertir una noche histórica en una prueba de resistencia profesional. Porque, si algo ha quedado claro con este giro de los acontecimientos, es que las Campanadas pueden esperar… pero la salud mental, no.

