
No siempre necesitas un avalista para acceder a un préstamo, pero puede ser necesario si tu perfil financiero no cumple los requisitos mínimos. Un avalista es una persona que se compromete a pagar la deuda si tú no puedes hacerlo, y su presencia puede aumentar tus posibilidades de obtener financiación.
Las entidades financieras suelen pedir un avalista si detectan riesgos en la operación, como ingresos inestables, historial crediticio negativo o falta de garantías.
Sin embargo, si cuentas con una nómina fija, buen historial de pago y estabilidad económica, es muy probable que puedas conseguir un préstamo sin necesidad de un aval. Los préstamos personales online disponibles de SuperDinero, por ejemplo, están diseñados para concederse sin avalistas, siempre que el solicitante demuestre capacidad de devolución.
¿Cuándo piden los bancos o financieras un avalista?
Los bancos o entidades crediticias solicitan un avalista cuando el solicitante no cumple con todos los criterios de solvencia. Esto puede ocurrir si tienes ingresos bajos, estás en situación de desempleo, eres autónomo con pocos meses de actividad o estás inscrito en listas de morosidad como ASNEF o RAI.
El avalista actúa como garantía adicional y ofrece seguridad a la entidad prestamista. No obstante, no es una solución aplicable a todos los casos.
Algunas financieras especializadas en clientes con bajo perfil crediticio ofrecen alternativas como préstamos con garantía hipotecaria o créditos con condiciones más flexibles. Según el Banco de España, el 28 % de los jóvenes entre 18 y 35 años que solicitan préstamos necesitan un avalista para poder acceder al crédito.
En casos de estudiantes, inmigrantes o personas sin historial financiero, es muy común que se solicite un aval familiar. Sin embargo, tanto el solicitante como el avalista deben entender claramente las implicaciones legales del acuerdo.
¿Qué riesgos asume un avalista?
Un avalista asume la responsabilidad total de la deuda si el titular del préstamo no paga. Esto significa que, en caso de impago, la entidad puede exigir el pago directamente al avalista, incluyendo intereses de demora y costes judiciales. Además, el aval afecta al historial crediticio del avalista y puede limitar su acceso a otros préstamos personales mientras esté vigente.
Firmar como avalista es una decisión seria que no debe tomarse a la ligera. Es importante leer bien el contrato y entender que la responsabilidad es solidaria, lo que significa que el banco puede reclamar la deuda tanto al titular como al avalista sin necesidad de seguir un orden.
Una encuesta de la OCU indica que el 21 % de las personas que han actuado como avalistas se han visto en la obligación de hacerse cargo del préstamo. Por eso, antes de aceptar ser avalista, es esencial evaluar la situación financiera del solicitante y tu capacidad para asumir la deuda si fuera necesario.
¿Puedo conseguir un préstamo sin avalista si tengo ingresos bajos?
Sí, puedes conseguir un préstamo sin avalista incluso si tus ingresos son bajos, pero las condiciones pueden ser menos favorables. En estos casos, las entidades pueden ofrecer importes menores, plazos más cortos o intereses más altos para compensar el riesgo.
Existen financieras especializadas en microcréditos o préstamos con requisitos mínimos, pensadas para personas con ingresos reducidos o inestables. También puedes considerar mejorar tu perfil crediticio antes de solicitar un préstamo, por ejemplo, saliendo de listas de morosidad o demostrando ingresos regulares aunque sean modestos.
En resumen, no siempre necesitas un avalista, pero contar con uno puede facilitar la aprobación del préstamo en casos complicados. Si decides pedir ayuda a un avalista, es fundamental que ambos tengáis claro el compromiso que se asume.