A pesar de que su entorno insiste en que nada hay de cierto en los rumores de crisis o distanciamiento entre Tamara Falcó e Íñigo Onieva, es innegable que los últimos movimientos de la marquesa de Griñón nos han despistado mucho.
Tras protagonizar presuntamente una discusión entre aspavientos en un restaurante madrileño la semana pasada, la pareja se separaba para disfrutar de unos planes muy diferentes; y mientras la socialité pasaba el fin de semana en la residencia familiar de Isabel Preysler, su marido se iba a esquiar a Baqueira con amigos.
De regreso en Madrid, y a pesar de que la presencia de reporteros a las puertas de su casa es una constante, la pareja ha mantenido un perfil bajo y no ha sido hasta este jueves cuando han reaparecido. Eso sí, por separado.
Íñigo se dejaba ver en el domicilio conyugal y no dudaba en negar los rumores de crisis asegurando que están «magníficamente». Y horas después era Tamara la que protagonizaba su primera aparición de la semana en ‘El Hormiguero’ donde, lejos de lo que cabía esperar -y de lo que hace cada vez que se convierte en noticia- no hacía ningún comentario sobre su matrimonio.
Lo más sorprendente de todo es que tras el programa la marquesa se iba a pasar la noche a la casa de Isabel Preysler en lugar de a la suya propia, donde se encontraba Íñigo.
Una actitud extrañísima a la que ahora se suma que a pesar de que la pareja esperaba la llegada de su coche nuevo -algo que los concesionarios avisan con tiempo para que haya alguien en el domicilio- tanto Tamara como su marido se han ‘olvidado’ de la cita con la conocida marca de vehículos de alta gama.
Y cuando los operarios han llegado con una grúa con el coche, se han encontrado con la sorpresa de que los marqueses no estaban en casa, dejándolo aparcado en la calle a la espera de que la socialité o Íñigo acudiesen a recogerlo.