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Tamara Falcó y los 250 euros que gana con la Virgen María 

Tamara Falcó, la marquesa de Griñón, conocida por su fuerte fervor religioso, ha encontrado la paz en Dios y en la santa madre Iglesia. Emulando prácticas antiguas, como la de las sacras estampas, Falcó ha llevado su devoción un paso más allá al promocionar medallas de la Virgen María a través de sus redes sociales.  

Estas piezas, lanzadas en 2021 por la prestigiosa firma de joyería Tous, destacan por su exquisitez, aunque su precio está fuera del alcance de los fieles más humildes. 

 

 El objeto de devoción está elaborado con plata de primera ley y recubierto de oro de 18 quilates, adornado con siete topacios.  

Disponible en dos tamaños, 22 y 30 centímetros, con precios de 200 y 250 euros respectivamente, la joya ha tenido un éxito de ventas desde su lanzamiento. Sin embargo, en las últimas horas, Tamara Falcó ha decidido intensificar su promoción, sugiriendo que estas medallas de la Virgen María son el regalo perfecto para la próxima temporada navideña. 

 

 A través de su cuenta de Instagram, Falcó ha compartido su entusiasmo por la pieza, alentando a sus seguidores a considerarla como un obsequio especial para las festividades.  

No obstante, es importante destacar que el precio anunciado no incluye la cadena, un detalle que debe adquirirse por separado. La firma Tous ofrece diversas opciones, desde simples colgantes por 75 euros hasta opulentas gargantillas bañadas en oro de 18 quilates, con un precio de 329 euros. 

 

 A pesar de los elogios por su devoción en los comentarios de la publicación, algunos usuarios han expresado su descontento por el uso de la imagen de la Virgen con fines comerciales.  

Tamara Falcó

Entre las críticas, se señala la percepción de que la marquesa está capitalizando la fe para obtener ganancias, generando comentarios como: «Todo por dinero. Qué asco tanto capitalismo. Todo pasa por el dinero, podrías ocuparte de ayudar a los que nada tienen», evidenciando la polarización de opiniones entre sus seguidores. 

 

Tamara Falcó reveló en su momento una profunda reflexión sobre la posibilidad de dedicar su vida a la fe religiosa y adoptar los hábitos. Estas revelaciones generaron un gran impacto en la opinión pública, llevando a la propia Tamara a sentir la necesidad de aclarar sus pensamientos. 

Tamara Falcó en El Hormiguero
Fuente: Antena3

Incluso su madre, la icónica Isabel Preysler, abordó el tema de la vocación religiosa de su hija durante una entrevista. La reina del glamour expresó su apoyo a Tamara, aunque no compartiera completamente sus decisiones, ofreciéndose incluso a acompañarla a algún convento para confirmar la autenticidad de sus sentimientos. 

 

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Tamara Falcó y la vida monástica

Mientras la intención de Tamara de abrazar la vida monástica se debatía públicamente, la joven socialité continuaba participando en eventos sociales, siguiendo los pasos de su madre al representar a diversas marcas. Fue en una presentación de la firma de joyería Follie Follie donde Tamara decidió zanjar los rumores. Ante los medios, afirmó: «Si es por ahí por donde me llama el Señor, bien, pero por ahora no me meto a monja. Aunque me encanta haber encontrado refugio en Cristo y soy muy feliz». 

 

En 2018, Tamara compartió detalles más íntimos sobre su conversión a la fe católica como invitada en el programa Mi casa es la tuya. Explicó cómo consideró retirarse en una orden religiosa años atrás, revelando su proceso de búsqueda espiritual. «Cuando supe que el demonio existía pensé ‘dónde es el sitio donde va a haber menos'», confesó a Bertín Osborne, confirmando que visitó varios conventos con la esperanza de escuchar la llamada de Dios. 

La propia Tamara reconoce que no creció en un entorno religioso, influenciada por el ateísmo de su tío Miguel, el exministro socialista y tercer esposo de su madre. Sin embargo, su abuela, madre de Isabel Preysler, era la única que llevaba una vida católica, regalando misas como muestra de su devoción. 

 

El punto de inflexión en la vida espiritual de Tamara ocurrió en 2011, cuando su padre, Carlos Falcó, se separó de su tercera esposa, Fátima de la Cierva. Durante ese tiempo, su padre la invitó a pasar unas semanas en la finca familiar. En busca de lectura en La Casa del Libro, una Biblia capturó su atención, especialmente por la palmera en su portada, simbolizando su propio nombre. Lo que comenzó como una simple curiosidad se convirtió en una profunda conexión espiritual mientras Tamara exploraba las páginas de la Biblia, incluso leyéndola a escondidas en algunos momentos durante su estancia en la finca con su padre.