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La Infanta Cristina regresa a Barcelona para cumplir con sus compromisos

Nuevo compromiso profesional para la Infanta Cristina, a la que en las últimas semanas hemos visto más que nunca en nuestro país. A pesar de que continúa residiendo en Ginebra, el hecho de que su hija Irene Urdangarín -la única que seguía viviendo con ella- se haya instalado en Madrid durante unos meses para sacarse el carnet de conducir ha pesado mucho en la decisión de la hermana de Felipe VI de aumentar sus apariciones en España.

Además de asistir a la celebración del 18º cumpleaños de la Princesa Leonor en el Palacio Real del Pardo el pasado 31 de octubre, Doña Cristina se ha dejado ver no solo en alguno de los últimos partidos que su hijo Pablo -al que apoya incondicionalmente en su carrera deportiva- ha disputado con su nuevo equipo, el Fraikin BM Granollers, sino también en otro tipo de actos de caliz profesional.

Hace unos días la ex duquesa de Palma, patrona vitalicia de la Fundación Gala-Salvador Dalí inauguraba una exposición sobre el Cristo de Portlligat de Dalí en el museo del pintor en la localidad gerundense de Figueres. Un evento en el que resultaba especialmente llamativo su nerviosismo jugando durante buena parte de la jornada con su alianza de casada, que se resiste a quitarse.

Y este martes la Infanta Cristina ha reaparecido en la inauguración del International Global Health Partnership Forum en Cosmocaixa. Y lo ha hecho luciendo de nuevo su anillo de casada con Iñaki Urdangarín a pesar de que la firma del divorcio podría ser inminente a punto de cumplirse dos años de su separación.

Con más presencia pública que nunca, la hija del Rey Juan Carlos ha presidido este encuentro organizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona con el objetivo de fomentar conversaciones sobre temas urgentes en Salud Global, y sin separarse de su Ipad, ha ofrecido un discurso al arranque del acto.

Siguiendo los pasos de la Reina Letizia en lo que a cuestión de moda se refiere en este tipo de compromisos, Doña Cristina ha acaparado todas las miradas con un sobrio look ‘working girl’ perfecto para la ocasión; pantalón fluido de pinzas en color caqui, blusa blanca de cuello mao y blazer negra con botonadura dorada, decorada con un pin de la organización que también llevaban otros asistentes. Como complementos, además de su alianza, unas cómodas sandalias destalonadas tipo kitten en negro y un bolso de piel al tono con asa corta en marrón.