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Ramoncín, emocionado y muy nervioso, ejerce de pregonero en las fiestas de San Isidro

Madrileño de pro y tan ‘gato’ que incluso nació en un taxi en plena Puerta de Alcalá, Ramoncín ha vivido este miércoles uno de los días más especiales de su carrera. El cantante ha ejercido de pregonero de las fiestas de San Isidro desde el famoso balcón de la Plaza de la Villa y, tan emocionado como nervioso -y escoltado en todo momento por el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida- ha declarado su amor incondicional por la ciudad con un canto a la integración, a la igualdad y a la diversidad.

«La ciudad más acogedora, solidaria, bonita y más libre del mundo: Madrid», ha exclamado antes de invitar a la gente a disfrutar de las fiestas más castizas de la capital en la pradera de San Isidro, disfrutando de platos tan típicos como los entresijos y las gallinejas, y de dulces tan populares como las rosquillas tontas y listas.

Un pregón en el que habló de lo especial que es la ciudad que le vio nacer y en el que el alcalde, sin mucho éxito, intentó que Ramoncín cantase algo para los cientos de personas que se congregaron en el lugar para presenciar, entre cabezudos y gigantes, el arranque de las fiestas más castizas de Madrid: «¡Qué nervios macho!» confesaba el artista.

Más tranquilo tras estrenarse como pregonero, el popular cantante ha atendido a los micrófonos y, todavía emocionado, nos ha contado qué ha significado para él dar el pregón de San Isidro: «Ha sido muy emocionante, un orgullo, un honor y también una responsabilidad, y creo que no he estado más nervioso en mi vida, curiosamente ha sido muy emocionante así que muy agradecido».

Un protagonismo muy especial que no termina aquí, puesto que este jueves Ramoncín da el pistoletazo de salida a los conciertos que tendrán lugar en la capital en los próximos días actuando, como no podía ser de otro modo, en el Parque de San Isidro.

A continuación, como ha anunciado, continuará con su gira y posteriormente estará con la obra ‘Los Titanes’ en el festival de teatro clásico de Mérida, retomando así su carrera teatral después de 36 años alejado de las tablas: «Me he metido en este lío de hacer teatro otra vez, desde el año 86 que no hago teatro, así que estoy muy emocionado con eso, un reto y muy bonito».

Más sincero que nunca, Ramoncín ha reconocido que no le hace ninguna gracia que algunos le sigan llamando ‘el rey del pollo frito’ por una de las canciones con las que saltó a la fama con tan solo 22 años. Un ‘título’ del que reniega: «Yo tengo un dicho, cuando alguien dice: – mira, el rey del pollo frito.- yo digo mira: – un gilipollas, y ya nos hemos presentado».

Muy enamorado de su mujer, Amalia Villar, el cantante es padre de cuatro hijos que, como desvela, por el momento no quieren ser conocidos. «Mis hijos tienen sus vidas. Uno en el cine, otro en la música… viven sus vidas, son maravillosas personas anónimas que está muy bien para ellos» explica.