Hoy quiero explicaros cómo hacer merluza a la romana, para que os quede en su punto, jugosa, bien frita, nada grasienta con la técnica de la fritura perfecta. Se trata de una receta ideal para cenar, sobre todo si la acompañáis de una ensalada de lechuga para completar este plato de pescado. Con unas buenas rodajas de merluza de la zona cerrada, la situada tras el cogote de la merluza y un rebozado clásico de harina y huevo, podéis hacer un plato que siempre gusta a todos, grandes y pequeños y que resulta ligero y saludable.
Normalmente, hablamos de un plato a la romana cuando utilizamos la técnica de pasar un alimento por harina y huevo, antes de freírlo. A este procedimiento o técnica, también se le denomina rebozado o albardado. En el caso de la merluza a la romana, suele denominarse así a este plato cuando se hace con rodajas, como ahora os explicamos, y se llaman delicias de merluza, cuando se hace la misma técnica de rebozado a la romana con pequeños trozos o lomos de merluza.
Ingredientes
Para 2 personas:
4 medallones o rodajas de merluza (300-400 g)
8 pimientos del piquillo
2 dientes de ajo
4 cucharadas de harina
2 huevos
1/2 vaso de aceite de oliva
Sal
Preparación de la receta
Cubre la tabla de cortar con un trozo de papel de aluminio. Sazona las rodajas de merluza y colócalos sobre el papel de aluminio. Echa sobre cada trozo una cucharada de harina, rebózalos por lo dos lados y dales unas palmaditas para retirar el exceso de harina. Bate los huevos, introduce los trozos de pescado y deja que se empapen bien.
Pon a calentar el aceite en una sartén y cuando esté caliente, pero antes de que humee, añade los trozos de pescado. Fríelos a fuego medio-suave durante 3-4 minutos (dependiendo del grosor) dándoles la vuelta de vez en cuando. Retíralos a un plato y con una espumadera, retira las puntillas (restos) de huevo. Pela los dientes de ajo, córtalos por la mitad a lo largo y añádelos a la misma sartén. Cuando empiecen a dorarse, agrega los pimientos y fríelos 2 minutos por cada lado.
Consejo:
Es importante que la temperatura del aceite sea la adecuada. Si está muy frío, el pescado se empapará de aceite y si está muy caliente se quemará. Para comprobar el punto, puedes verter unas gotas del huevo. Si le salen burbujitas alrededor y suben a la superficie es el momento de introducir el pescado.
Pide al pescadero que te prepare 4 medallones limpios de piel y espinas. Si quieres conservar el pescado de un día para otro, es mejor que le digas al pescadero que lo limpie pero que no lo trocee. Además, si humedeces un trapo de cocina y envuelves el pescado, tendrás asegurada su frescura.
Todas las propiedades de la merluza
La merluza es el pescado más consumido en España. Es un pescado blanco o magro con un gran número de propiedades que lo convierten en un alimento que tendríamos que comer habitualmente. En este artículo os descubriremos las principales propiedades de la merluza para introducirla en nuestras comidas.
La merluza es una gran fuente de vitaminas del tipo B. Para cada 100 gr. de carne de este pescado blanco podemos obtener el siguiente porcentaje de cantidad diaria recomendada de vitaminas: Vitamina B1: 8%, Vitamina B12: 44%, Vitamina B2: 6%, Vitamina B3: 53%, Vitamina B6: 11%, Vitamina B9: 6%.
La vitamina B1, o tiamina, tiene propiedades energéticas y es necesaria para un buen funcionamiento del sistema nervioso y aparato muscular. Además, ayuda a la formación de los glóbulos rojos y para la asimilación de la glucosa. La vitamina B12, también conocida como cobalamina, participa en múltiples funciones vitales como la producción de energía y para un correcto funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso.
La riboflavina, o vitamina B2, activa funciones de otras vitaminas como la B6, y es necesaria para la obtención de energía para el organismo y participa en la formación de glóbulos rojos, blancos y plaquetas. Por otra parte, la vitamina B6 está involucrada en el metabolismo de macronutrientes, la síntesis de neurotransmisores, histamina y hemoglobina. Finalmente, la vitamina B9, o ácido fólico, es necesaria para la formación de los ácidos nucleicos, y participa transfiriendo moléculas de carbono.
El hierro es un mineral básico para nuestro cuerpo. Actúa incrementando funciones cognitivas como el razonamiento, aprendizaje o memoria. También mejora el rendimiento atlético y es fundamental para el desarrollo de los niños. El calcio es otro mineral esencial para el organismo y en este caso tiene inferencia en la densidad de los huesos y salud de nuestros dientes. También es importante para los tejidos corporales, sangre y neuronas. El potasio tiene un efecto regulador para el sistema nervioso y muscular, controla la presión arterial, mejora el funcionamiento renal y la salud de nuestro pelo.
El yodo, por su parte, ayuda a metabolizar hormonas, actúa en nuestro sistema circulatorio previniendo enfermedades cardíacas. Ayuda a desarrollar el cerebro, elimina toxinas y es beneficioso para nuestra piel y cabello. El magnesio es un conductor que permite la asimilación del calcio, es beneficioso para nuestro esqueleto y huesos. También permite luchar contra la diabetes debido a sus funciones metabólicas y fortalece el sistema circulatorio. Por último, el fósforo participa en la formación de huesos y dientes, en la metabolización de alimentos en energía y ayuda a constituir el material genético.