Hacer deporte de forma regular es una de las mejores cosas que puedes hacer para tu salud. El ejercicio diario tiene muchos beneficios, incluyendo mejorar la salud general y el estado físico y bajar el riesgo de muchas enfermedades crónicas. Por esos motivos, el tiempo que dediques a practicarlo, por sencillo que le parezca, siempre será un tiempo bien empleado. Y es que no hay que ser un súper atleta para estar en forma. En las siguientes líneas vamos a desvelarte la práctica con la que podrás estarlo sin tener que pasarte por un gimnasio.
El deporte y la calidad de vida
Está demostrado que practicar deporte tiene efectos beneficiosos sobre la salud física y mental. Por un lado optimiza el funcionamiento del sistema cardiovascular y respiratorio: fortalece el corazón, aumenta la capacidad pulmonar y disminuye la tensión arterial; por otro refuerza el sistema osteomuscular, con lo que los músculos y los huesos aumentan su grosor y se vuelven más resistentes a las lesiones; y finalmente mejora la salud mental, ya que hacerlo tiene efectos positivos sobre el estrés, la depresión, la ansiedad y el bienestar psicológico en general. Las personas que realizan ejercicio con frecuencia tienen menos posibilidades de padecer algún tipo de cáncer, como el digestivo o los de mama.
Deporte andando
A la hora de hablar de deporte también se incluye el andar, ya que un paseo todas las mañanas puede resultar tan beneficioso como hacer 70 kilómetros en bicicleta los fines de semana. Todo depende de la edad y del estado físico. Lo que es seguro es que practicar algún tipo de ejercicio físico de forma regular es mucho más saludable que tirarse en el sofá. Caminar quema más grasa y calorías que otros ejercicios, ayuda a que el sistema cardiovascular se active y fortifique, y te ayuda a eliminar el colesterol perjudicial para el organismo. Caminar aumenta la resistencia a los esfuerzos, a cansarnos menos y más tarde.
Consejos para practicarlo
Lo mejor a la hora de hacer deporte es escoge ejercicios que te gusten. Se trata de pasar un buen rato, no de castigarte, aunque, eso sí, sé constante y procura alternar unos con otros. Hay que elegir también bien la hora del día para hacer deporte, procura que no sea en ayunas o nada más comer, y tampoco justo antes de irse a dormir. Además debes beber agua antes, durante y después de practicar cualquier deporte, sobre todo si hace calor, eres un niño o una persona mayor. Y no te olvides de calentar los músculos antes de empezar y estirarlos una vez hayas terminado. La mayoría de las lesiones están causadas por no calentar o no estirar bien.
Ejercicio diario
Como hemos dicho, lo mejor es hacer deporte a diario, pero para ello hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones. Lo mejor es empezar por sesiones cortas (unos 20 minutos) y poco intensivas. Con el paso del tiempo ya podrás ir aumentando la duración y, más tarde, la intensidad del entrenamiento. Y lo que no puede faltar es calentar antes de empezar el entrenamiento. Las flexiones y estiramientos te proporcionarán más flexibilidad y reducirán el riesgo de sufrir tirones, calambres y otras lesiones.
Lo que no hay que hacer
Hay que hacer deporte, sí, pero con cuidado. Si te empiezan a doler los músculos, articulaciones o tendones hay que dejar de hacer ejercicio hasta que el dolor haya desaparecido. Tampoco es bueno acabar el entrenamiento de golpe, lo mejor es ir acabándolo de forma progresiva para que tu cuerpo se habitúe al reposo y así evitar desmayos. También es muy importante usar el quipo apropiado. Un calzado adecuado es fundamental, teniendo en cuenta el deporte que vayas a realizar, el clima, el suelo… Y si quieres sentirte en forma, aparte de hacer deporte, procura modificar algunos hábitos diarios: utiliza las escaleras, coge el autobús o el metro más lejos de la que suelas coger normalmente o camina todo lo que puedas.
¿Hay algún ejercicio malo?
Ningún deporte es malo, pero es difícil recomendar uno u otro, ya que depende tanto de la edad de la persona como de su estado físico y sus objetivos. Hay ejercicios aeróbicos, como correr, nadar o montar en bici que ayudan a reducir la grasa corporal y mejoran la salud cardiovascular. No tienen por qué ser intensos y fuerzan menos los huesos y las articulaciones. Los ejercicios anaeróbicos, por su parte, como el levantamiento de pesas o la velocidad, fortalecen los huesos y reducen el riesgo de osteoporosis, pero no todo el mundo puede practicarlos. Tu médico puede orientarte en la elección del ejercicio que mejor te va.
