Letizia Ortiz es, sin duda alguna, una reina alternativa. Nos lo ha demostrado en infinidad de ocasiones, quizá porque llegó a ser consorte real desde una posición mucho más mundana. Letizia se divertía como el resto de los mortales de su generación. Por eso ahora sigue intentando -dentro de sus posibilidades- seguir en la misma línea.
Los gustos de Doña Letizia son muy variados y su economía le permite desenvolverse con absoluta normalidad en los distintos restaurantes de la capital. Lo mismo podemos coincidir con ella por la zona del Palacio de Oriente, donde se encuentra el restaurante La Lonja del mar, como en la zona más septentrional y vanguardista de “Madriz”. Hay que recordar que fue en este restaurante cuando después de sus «atípicas vacaciones veraniegas», la reina impidió que el fotógrafo pudiera captar ese instante. A pesar de que Doña Letizia, no dejaba de esconderse detrás de su marido, como queriendo ocultar otro retoque estético, el fotógrafo sí pudo flashear la minifalda de la Reina.
Para alternar con sus amigas, Letizia prefiere pasearse por el centro de Madrid. Escoge la zona de Malasaña, plagada de restaurantes alternativos y con un aire indie, en el que ella se encuentra más en su ambiente y donde mejor se relaciona. Allí puede desarrollarse lejos del casposo protocolo impuesto por Casa Real. Se le puede ver en El café de la luz, Lamucca de Pez o La bicicleta, todos ellos cerca de la Plaza de San Idelfonso, donde se ubican tres de los bistros de aire neoyorquino y vanguardistas preferidos de la reina. Es donde suele reunirse con sus antiguos compañeros de facultad y profesión.
Pero si la Reina prefiere dedicarle ese espacio íntimo alterna con otras zonas más nobles de la ciudad, como el barrio del Retiro. Aquí podemos coincidir con ella en sitios como La Catapa o restaurantes más sofisticados como el Ten con Ten. Situado en el barrio de Salamanca, un local diferente y divertido donde acude habitualmente gente de la jet-set de Madrid. Aunque ha intentado en varias ocasiones que su marido Felipe le coja el gusto a los espacios hipsters de la capital, lo cierto es que al monarca no parece comulgar con tanta modernidad.
