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Álex González y María Pedraza, a escondidas en un spa…

Cuando el río suena agua lleva. Es el dicho que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en Álex González y María Pedraza, que en las últimas semanas podrían haber dado un paso más en su relación, convirtiéndose en la pareja estrella del momento. Lo que comenzó como un juego ‘subido de tono’ en sus respectivas cuentas de Instagram, compartiendo imágenes, miradas y palabras en ‘clave’ que solo ellos parecían entender, podría haberse convertido en un noviazgo en toda regla entre dos de las caras más atractivas de nuestro cine, aunque ahora intenten jugar al despiste.

Los actores podrían jugar al despiste

Álex González y María Pedraza, a escondidas en un spa...

> Y es que, una vez terminado el rodaje de Toy Boy que les ha tenido ‘conviviendo’ durante varias semanas en Málaga – donde se consolidó su comentadísima ‘amistad’ – tanto Álex como María han regresado a Madrid y retomado su rutina diaria. Una rutina donde, por cierto, siguen siendo inseparables. Si hace unos días compartieron stories en sus respectivas cuentas de Instagram en el restaurante DiverXo al mismo tiempo, este domingo la pareja disfrutó de una relajante sesión en un conocido spa de la capital.

Sin embargo, siempre discretos con su vida privada, los intérpretes intentaron por todos los medios no ser fotografiados juntos y entraron y salieron por separado del centro de belleza, pendientes del móvil y de la presencia de nuestras cámaras en todo momento.

Con un look muy veraniego, María Pedraza se ha rendido a las altas temperaturas de la capital con un minishort vaquero y una sencilla camiseta de algodón blanco, consiguiendo pasar ‘casi’ desapercibida sin gota de maquillaje y con su leonada melena suelta mientras esperaba la llegada de Álex a su cita en el spa. Poco después era el actor quien hacía su aparición, subiendo varios grados el termómetro con una camisa y sus inseparables gafas de sol Rayban, que parecen hechas a medida para él por lo bien que le sientan. Muy serio, el protagonista de El Príncipe jugó al gato y al ratón con los paparazzi, ejerciendo de fotógrafo para ellos con su propio teléfono, del que no se separó en ningún momento.

Tras unas horas relajando cuerpo y mente en el spa – aunque no les sirvió de mucho por sus caras de agobio – la pareja decidió abandonar el lugar como habían llegado, por separado y visiblemente tensos por la presencia de prensa.

Para rematar la jornada, y antes de poner rumbo a casa, Álex y María pararon en unos conocidos grandes almacenes, donde siguieron la misma táctica de ‘juntos pero no revueltos’, evitando confirmar un amor que, día a día, parece cada vez más evidente.