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Formas de sacarle mayor partido a dormitorios pequeños

Al menos 4,5 millones de españoles pasaron el confinamiento en viviendas de menos de 60 metros cuadrados. La falta de espacio en las viviendas supuso serios problemas de ansiedad y depresión a varios de los inquilinos durante la cuarentena.

La falta de espacio es un problema que ha existido desde siempre en España y sigue existiendo en la actualidad. Desde la migración del campo a la ciudad y la masificación posterior de los entornos industriales la construcción de minipisos, casas colmena o microviviendas fue considerada como la solución para dar cabida a todos los emigrantes que buscaban una vida mejor. Sin embargo, la realidad de estas viviendas es que en muchas ocasiones no alcanzan los 30 m2. Según los últimos informes, al menos 4,5 millones de españoles pasaron el confinamiento derivado de la pandemia del coronavirus en viviendas de menos de 60 metros cuadrados. En lugares como Madrid, el 23% de las viviendas ni tan siquiera llegaba a dicha superficie.

Según el decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, José María Ezquiaga Domínguez, la media de metros cuadrados útiles en una vivienda debería rondar en torno a los 60 metros cuadrados. Sin embargo, la norma que rige los requisitos mínimos que deben reunir las viviendas en España —conocido como Orden del Ministerio de Gobernación del 29 de febrero de 1944— y todavía vigente en algunas de las comunidades autónomas del país establece unos mínimos muy por debajo de lo recomendado por los expertos. Actualmente, las dimensiones mínimas de metros útiles para una vivienda normal en la comunidad de Andalucía están fijadas en 24 metros cuadrados útiles, siendo la de menor espacio con respecto al resto de comunidades autónomas españolas. En el caso de Extremadura las dimensiones están fijadas en los 25 metros cuadrados de espacio útiles, al igual que en Canarias. En la Comunidad Valenciana, las dimensiones mínimas útiles deben ser 30 metros cuadrados. Esta norma es fijada por cada comunidad autónoma, o en caso de inexistencia, por la norma general del año 1944 —todavía vigente en muchas comunidades—. Las mismas hacen una distinción entre estudios, viviendas-apartamentos o situaciones específicas.

Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística en un informe del año 2011 reflejan, así mismo que, de toda la población española, solo un 30% reside en viviendas de entre 75 y 90 m2. El informe muestra, así mismo, que los hogares con menor superficie por persona, entre 24 a 28 metros cuadrados, se encuentran en Ceuta, Santa Coloma de Gramenet, Melilla, L’Hospitalet del Llobregat, Cornellà del Llobregat, Media-Sidona y Sant Adrià de Besòs, entre otras. Afortunadamente, según el Ministerio de Fomento en España cada vez son menos los pisos de reducidas dimensiones que se construyen, como es el caso de los estudios o los apartamentos con un solo dormitorio. De hecho, la tendencia actual consiste en hacer viviendas cada vez más grandes, según los datos oficiales, la media de las nuevas viviendas es de 117 metros cuadrados.

Medidas para sacarle mayor partido a los dormitorios pequeños

El miedo a un nuevo confinamiento a raíz de la decretación del segundo Estado de Alarma en España el pasado domingo 25 de marzo ha generado incertidumbre entre muchos de los inquilinos que residen en viviendas de reducido tamaño. Aunque, todavía no se ha hablado en ningún momento de un segundo confinamiento, sí se han implementado medidas como el toque de queda —o limitación de la movilidad nocturna—, lo que aumentará el tiempo en el interior la vivienda, sobre todo en las noches. Además, como se viene recomendando por parte de los expertos desde el inicio de la pandemia, lo más aconsejable es destinar menos tiempo a la vida social para evitar las sobreexposiciones al virus.

Para empresas como ColchonClub es fundamental que la organización de las viviendas de reducido tamaño sea impecable y, específicamente, en el caso de los dormitorios, para mejorar la tranquilidad de las personas e, incluso, su felicidad. Por ello recomienda que se opte por muebles flexibles y adaptables, lo cual permite aprovechar al máximo el espacio, teniendo la posibilidad de utilizarlo para otras labores. “Los muebles flexibles, como las camas abatibles que tenemos en nuestra tienda, se adaptan perfectamente a cada vivienda y permiten ahorrar una gran cantidad de espacio cuando no están siendo utilizados”. La empresa especializa en el descanso y la tranquilidad de origen valenciana recomienda que las viviendas de menores dimensiones, así como los estudios y micropisos, dispongan de camas abatibles para acabar con los problemas de espacio,

“Estos muebles, además, están disponibles en distintos diseños. Algunos de los cuales incorporan armarios o estanterías, así como mesas de escritorio”, comentan desde la empresa. Las camas abatibles están disponibles en una gran cantidad de diseños aunque, de manera general, se pueden distinguir entre las camas abatibles horizontales y las camas abatibles verticales. “La elección de uno u otro tipo de mueble depende del espacio que tengamos en nuestra habitación y piso o de cómo queramos aprovechar el espacio, si a lo largo o a lo ancho”, concluyen los responsables de la empresa valenciana destinada al descanso y relax.

¿Qué debe tener una vivienda para ser habitable?

No todas las viviendas cumplen con los requisitos para considerarse habitables. Para que una vivienda sea habitable debe contar con un certificado que lo acredite. Este es conocido como la cédula de habitabilidad, aunque a fecha de hoy existen algunas comunidades autónomas que lo han suprimido —como Andalucía o Castilla y León—. En este caso, lo que regula que la vivienda sea habitable es la licencia de primera ocupación, la cual garantiza que sea apta para vivir dignamente. Esto no solamente tiene que ver con los metros cuadrados útiles con los que cuenta el inmueble, sino también con otras especificaciones como las condiciones higiénicas —y separación del baño del resto de espacios—, las condiciones de seguridad… Las licencias establecen unos criterios específicos para poder considerar la vivienda como un lugar apto en el cual residir de manera definitiva, y no como inmueble de residencia temporal.