Kiko Rivera nació en una cuna de oro. Su madre, cantante; su padre, torero con una buena fortuna. Durante muchos años se ha dado a la buena vida. Hasta su aparición como DJ, pocos sabían a qué se dedicaba el hijo menor de Paquirrín. Sin embargo, durante los últimos años las deudas han ahogado al joven padre de dos niños. En plena pandemia saltó a las primeras planas rosas por verse obligado a solicitar la ayuda del Gobierno a los autónomos, dado que su profesión ha sido una de las primeras en cerrar el chiringuito. Sin embargo, sus vacaciones han levantado numerosas ampollas y críticas.
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Ni la delicada situación de sus finanzas, ni el hecho de cuidarse para no contagiar a sus familiares. Nada le ha impedido a Kiko Rivera e Irene Rosales darse unas vacaciones de lujo en Canarias, vacaciones en las que han dejado a las niñas en casa y que han compartido en sus redes sociales compartiendo con todos su decisión de aprovechar al máximo todos sus recursos. Lejos han quedado los llantos a la cámara para pedir ayuda porque no tiene ingresos y sí muchos gastos (extipendios muy superiores a lo que otras familias normales tendrían con su nivel de ingresos). ¿Aprenderá en algún momento a gestionar sus recursos?
