El 2018 ha sido un año terrible para Ana Obregón. La enfermedad de Álex Lequio ha supuesto un antes y un después para la presentadora y actriz. Nada volverá a ser igual. En el periodo comprendido entre abril y septiembre no se separó de su lado. Ana, la eterna jovencita, jovial y divertida, ha sufrido mucho, pero ha demostrado una fortaleza fuera de lo común. Y ha demostrado que es una madre como pocas.
Álex vive cada día como si fuera el último
> «Me enchufan, me ponen los medicamentos y veo pasar líquidos rojos, verdes, transparente», cuenta Álex Lequio. «Nunca he sido muy consciente de qué era lo que me ponían», añadía. Unas largas sesiones de quimioterapia que le han hecho perder sus rizos y 15 kilos. «A mí, mirarme al espejo y parecer un reptil me hace gracia, si te digo la verdad», confiesa el joven. El cáncer le ha ayudado a aprender a vivir el presente: «Esta es una enfermedad en la que, siendo realista, desconoces las idas y venidas y lo que te queda es tomarte cada día como si fuera el último y esperar lo mejor posible” confesaba a Hola.