Aquí empezó todo. Este fue el pistoletazo de salida para todo lo que vendría después. El alfa que el estilista José Fernández-Pacheco –Josie- se negaría a transigir. El inicio de un sinfín de debates en el que se pusieron en cuestión elementos tan delicados como la figura de la mujer en televisión, el concepto de feminismo, la denigración a la mujer, la desnudez como arma arrojadiza y una cantidad innumerable de topics que distan muchísimo de lo que en realidad aquello resulta ser: un show. Cristina Pedroche ha mejorado y evolucionado con los años. En 2014 lució transparencias dejando clara evidencia de que no llevaba nada rojo. En 2015 llegó al súmmum con un vestido de cristales ensamblados made in Spain y en 2016 ha dejado al mundo estupefacto luciendo su mejor versión: está más buena que nunca y no tiene miedo a enseñarlo. Cristales, estrellas y corsés para todas las que puedan…
Ante personas que tienen este nivel de exposición ya estamos acostumbrados a verlo todo. O casi todo. Máxime cuando Rihanna no solo es una de las figuras más importantes de la música mundial actualmente sino que además es una pieza fundamental en la moda global. Imagen de Dior –la primera mujer negra en los más de 70 años de la firma-, la de Barbados no ha hecho más que incrementar las cifras en positivo de la prestigiosa casa francesa. Precisamente por su labor en la moda, su influencia –de la de verdad, y no la que nos venden otros…- y su relevante figura como proyector y precursora de tendencias, Rihanna obtuvo en 2014 el prestigioso Style Icon Award propiciado y entregado por el exclusivo CFDA –The Council of Fashion Designers of America-, es decir, El Consejo de de Diseñadores de Moda de América. El momento es, como dicen los sajones, once in a lifetime, una vez en la vida, por lo que su imagen y su vestido iban a permanecer en la hemeroteca para siempre. Su equipo lo sabía y el resultado fue este.
