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La peor pesadilla de Paz Padilla que se le repite continuamente y que le impide ser feliz

Paz Padilla no pudo contener las lágrimas al confesar que había vivido uno de los días más importantes de su vida: su boda con Juan Vidal, el amor de su infancia con el que tuvo una relación de catorce años: «mi madre siempre me decía que era una pena que lo hubiéramos dejado».

Pero el destino les volvió a unir y, según su propio testimonio, será para siempre: «estoy tan convencida de que es el hombre de mi vida que no nos vamos a separar». Muy emocionada en el plató de Sálvame, Paz reconocía que ya se había casado meses antes en la India y, para recordarlo, la gaditana no tuvo problemas en mostrar una fotografía del momento del sí quiero: «para mí era muy importante casarme allí y Juan lo aceptó con la condición de que también organizáramos una fiesta para nuestra familia y amigos más cercanos».

Son precisamente ellos, los que forman parte de su vida cotidiana, los que más importan a Paz. Por eso no pudo evitar llorar, a moco tendido, al explicar que su peor pesadilla es ver pasar los años «lejos de Cadiz, porque mi madre tiene más de ochenta y cinco años y el tiempo va pasando, pero yo sé que algún día volveré a Cádiz».

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Paz, radiante, junto a su ya marido Juan Vidal durante la boda que tuvo lugar en Zahara de los Atunes

Y cumplió con el deseo de su ya marido. A pesar de que, según la revista Lecturas, Padilla se encontró realmente incomoda ante la presencia de las cámaras, la presentadora no ha tenido problemas en compartir con los telespectadores los momentos más emocionantes de la fiesta posterior al enlace, como cuando cuarenta de los invitados bailaron un flashmob: «lo hicieron con mucho esfuerzo. Cada uno ensayaba cómo podía y cuando podía. Solo hicimos un par de ensayos con todos juntos».

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Sus compañeros, que le secaron las lágrimas al hablar de su madre, también se mostraron algo molestos por el hermetismo con el que ha planteado uno de las decisiones más importantes: «sólo quiero decir que, aunque haya quien no me crea, no desconfió de ninguno de mis compañeros».